logo negro

Sesión de Surf - Planeta Surf - Online

Tiempo antes de la sesión de surf

1

Por Isaac Avila Cegobiano

El reloj biológico nos despertaba muy de madrugada, tratando de estar alertas ya, mucho antes que llegara por nosotros el camarada que traía el “ride”, llamándonos con un grito, que le ganaba al canto del mismísimo gallo o con el clásico silbido, más discreto para no molestar y despertar a los vecinos, pero claro a veces se hacia el escándalo con los ladridos de los fieles guardianes.

Encendíamos la luz y salimos a dar una señal que aguantaran ya estábamos despiertos y listos para salir con la tabla bajo el brazo, emocionados porque no nos olvidaron, habían pasado por nosotros, ya el auto o la camioneta estaba ocupada por amigos que juntos haríamos esa travesía, desde el centro de la ciudad, hacia lo que hoy se le conoce como Punta Diamante.

Eso si bien nos iba, porque si no se conseguía el aventón, nos levantábamos temprano oscuro todavía, para iniciar el largo peregrinar, ir a la terminal de los “chilolos” y aventarnos el trayecto rumbo a la Cima, las Cruces, Sabana, Cayaco y llegar a nuestro destino: Puerto Márquez, de ahí caminar la vereda tropical rumbo a playa Revolcadero.

Antes, la tarde-noche anterior patinábamos haciendo maniobras en la patineta, veíamos revistas o películas de surf, eso nos motivaba bastante para ir al otro día al surf, debíamos haber soñado montando buenas olas, despedazándolas sin lugar a dudas, aunque fuéramos “pájaros” todavía, eso no importaba, lo que si importaba es que estábamos frente a las olas al fin.

Sin pensarlo más nos perfilamos hacia ellas, tomando agua de mar con la mano, nos encomendábamos ante el ser supremo, rogando que todo estuviera bien y claro, que tuviéramos una inolvidable sesión de surfing, cada quien se posesionaba del punto a su elección, sentados en la tabla de frente a la ola, remando con fuerza para atraparla, lográndolo, reinvirtiéndose la situación, porque ahora: la ola nos tenía atrapados en su magia.

Con la adrenalina al cien, eufóricos, gozosos, llenos de júbilo, dando el bajón, girando hacia el lado correcto para recorrer su energía, viendo y sintiendo ese montículo de masa acuática que estrellaba su brisa, sus gotas de mar sobre nuestro rostro, llegando al éxtasis del fin de lo que estábamos buscamos desde el principio, buenas olas para todos.

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

15

16

17

18